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Un hotel que habla dos lenguajes.
El NH Milano Corso Buenos Aires, en el complejo de edificios Alcor, combina historicidad con modernidad.
Finstral convence con una gama de productos diversa y modular y técnicas de montaje innovadoras, convirtiendo las ventanas en nexos de unión entre el lenguaje moderno y el lenguaje tradicional de la arquitectura.

Es una de esas calurosas tardes veraniegas de Milán, pero el calor no detiene el animado bullicio en el Corso Buenos Aires. En esta calle comercial, conocida en toda Europa, ejecutivos caminan apresuradamente hacia su siguiente reunión, gente elegante deambula de una tienda a otra, coches avanzan de semáforo a semáforo y turistas caminan con el móvil en la mano en busca de su hotel, desviando instintivamente la mirada de Google Maps al entorno, para llevarse la mayor cantidad de impresiones posible. Pero en una esquina, en la que se halla el Hotel NH Milano Corso Buenos Aires con unas 100 habitaciones, todos se quedan parados admirados. ¿Es un solo edificio? ¿O se trata de varios? ¿Es el estilo arquitectónico moderno? ¿O es más bien histórico? ¿O es una mezcla de ambos?

“Eso es justo lo que queríamos conseguir”, constatan los arquitectos de Studio Pola. En este proyecto se renovaron y rediseñaron tres edificios históricos distintos de principios del siglo XX, conservando partes de las antiguas fachadas. Las otras partes del complejo se rehicieron por completo y se las dotó de una fachada moderna. El objetivo era crear una coexistencia de lo antiguo y lo nuevo; quizás antagonista, pero equitativa. La historicidad de los edificios debía ir unida a la necesidad de una reinterpretación contemporánea del espacio. Matteo Aimini, uno de los socios planificadores, resalta: “El resultado es extraordinario. Hemos creado una arquitectura que se caracteriza por una mezcla de estilos clásico y moderno. El complejo habla dos lenguajes arquitectónicos, el histórico y el moderno. Es, por así decirlo, un edificio políglota”.

Estas elevadas exigencias tanto estéticas como funcionales se trasladan también a las ventanas. “Cuando los arquitectos acudieron a nosotros con este proyecto, al principio sí que sentimos cierto respeto ante la gran complejidad”, recuerda Pietro Formai de Finstral Contract Service. “Por regla general, en la construcción de un hotel, las exigencias de aislamiento térmico y acústico, de entrada de luz, etc., son siempre muy elevadas. Pero, en este proyecto, se sumaban a ellas otros desafíos. Había que unir tres edificios individuales, de diferente altura además, en un solo complejo. El papel de la ventana en ello es muy importante y había que meditarlo bien. Al final, en Finstral aceptamos encantados el reto y, junto con los arquitectos, concluimos con éxito el proyecto”.
Un hotel que habla dos lenguajes.
Un hotel, un edificio de varias partes, dos lenguajes arquitectónicos: el Hotel NH Milano Corso Buenos Aires.
Estéticamente, las ventanas actúan como elemento de unión entre las formas antiguas y las nuevas y las diferentes partes del edificio. “La fachada en sí ya es una mezcla muy viva de estilos, moderno e histórico. A esto se suma que las superficies de las partes modernas de la fachada cambiarán de color a lo largo del tiempo gracias a una aleación de cobre especial y que las tonalidades cambian, según la reflexión del sol, entre tonos cálidos y fríos. Las ventanas, con sus oscuras superficies de aluminio constituyen, por tanto, la única constante entre las partes antiguas y modernas de la fachada. Con el clásico y estrecho marco Slim-line y sus contornos a la vez modernos y angulares, las ventanas son intermediarias entre los dos lenguajes arquitectónicos distinguibles en la fachada”, explica Sara Fontana, que se encargó sobre todo del desarrollo estético del proyecto. “En la parte interior, gracias al sistema modular de Finstral, combinamos marcos de hoja de madera maciza oscura con marcos de ventana de aluminio.De este modo pudimos conservar el estilo modelo receptivo y a su vez dar un toque muy cálido y habitable a los espacios interiores”.

Desde el punto de vista funcional, las ventanas tenían que satisfacer los deseos de los arquitectos en cuanto a insonorización, aislamiento térmico y entrada de luz. Su ubicación directamente en la transitada calle con mucho tráfico exigía un aislamiento acústico especialmente bueno. El uso de un acristalamiento triple consigue un valor de insonorización de 42 dB, a la vez que un aislamiento óptimo con una transmisión de radiación solar muy baja. Las ventanas de la fachada sur, el único lado del hotel expuesto a una fuerte radiación solar, se equiparon con el triple vidrio de protección solar Sun-Control, que protege de forma efectiva los espacios contra el sobrecalentamiento con un coeficiente “g” de 0,36.

Además, se requería flexibilidad, dadas las diferentes alturas de las plantas de los tres edificios. Para algunas ventanas, el antepecho hubiera quedado demasiado bajo; por eso, Finstral suministró elementos con acristalamientos fijos en la parte de abajo para conseguir una imagen de conjunto unitaria.

“Nos decidimos por Finstral porque la empresa consigue combinar las ventajas de una producción altamente industrializada, es decir, certificaciones, controles y una elevada calidad, con una planificación y ejecución cuidadosa y a medida de las necesidades individuales de los clientes. La modularidad consecuente del surtido de productos de Finstral simplemente nos convenció, puesto que suministra soluciones individualizadas mediante productos a medida y nos ha permitido componer ventanas con una mezcla de lenguajes arquitectónicos, el moderno y el histórico. Y no de forma experimental, sino con la fiabilidad de cumplir con las elevadas exigencias funcionales que plantea el polifacético edificio. Raras veces se tiene tanta libertad de diseño como arquitecto”, enfatiza Edoardo Ticozzi, responsable principalmente de los aspectos funcionales del proyecto.

“No solo el producto, también nos convenció la solución de montaje. El premarco de montaje FIN-Fix fue uno de los motivos por los que escogimos a Finstral”, añade Sara Fontana. “Sí, como producimos todo nosotros mismos, el premarco se adapta a cada uno de los marcos de nuestras ventanas, se conocen por así decirlo y encajan a la perfección”, confirma el experto de Finstral Pietro Formai.

Además, con FIN-Fix se evitan los problemas de montaje. Los premarcos se colocan durante la fase inicial de la obra; todos los detalles técnicos para la conexión a obra ya van integrados, desde los ensanchamientos y las conexiones aisladas a la repisa, hasta los rieles para los elementos de protección solar. Para los lados del edificio a la sombra había que realizar además un marco semioculto, para que estas superficies acristaladas más grandes dejasen entrar más luz en el interior. El premarco FIN-Fix también lo hizo posible de forma elegante.

La ventana en sí, con los materiales sensibles, el aluminio y la madera maciza, se coloca en el premarco en un segundo momento, durante los trabajos en seco. De este modo se protegen las valiosas ventanas de forma efectiva contra daños y suciedad durante la obra. “El proceso en la obra realmente nos sorprendió de forma positiva; gracias al premarco de montaje no hubo una sola sorpresa desagradable con las ventanas”, concluye satisfecho Ticozzi.

Tres edificios históricos distintos y partes modernas en un solo complejo que en total no solo alberga el hotel con 100 habitaciones, sino también un restaurante con azotea y tiendas, sobre una superficie de 2.500 metros cuadrados: una arquitectura entre tradición y modernidad. Para estas elevadas exigencias, la modularidad que ofrece Finstral demostró ser el requisito ideal para satisfacer todos los deseos de los arquitectos. De este modo, las ventanas del Hotel NH Milano Corso Buenos Aires sirven de referente para la combinación de función y estética en la construcción de ventanas moderna.
Un hotel que habla dos lenguajes.
La madera oscura del marco de la hoja combinada con el elegante aluminio del marco de la ventana aporta al espacio un toque moderno y acogedor a la vez.
Un hotel que habla dos lenguajes.
Fachada moderna, ventanas modernas.
Un hotel que habla dos lenguajes.
Las ventanas de aluminio oscuro constituyen una constante que aporta calma a la animada fachada.
Un hotel que habla dos lenguajes.
Lenguaje arquitectónico moderno y tradicional; unidos por las ventanas que actúan como nexo de unión de los estilos.
Un hotel que habla dos lenguajes.
Estilo urbano moderno.
Un hotel que habla dos lenguajes.
La mezcla adecuada entre un lenguaje arquitectónico moderno y uno tradicional.
Un hotel que habla dos lenguajes.
Una fachada viva, marcos de aluminio estáticos.
Un hotel que habla dos lenguajes.
Grandes superficies acristaladas recorridas por marcos oscuros.
Un hotel que habla dos lenguajes.
Modernidad con tradición como base.
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