Finstral ha llevado a cabo con éxito el desafiante cambio de las ventanas de la villa del siglo XIX que alberga el renombrado colegio desde 1936. La institución educativa acoge a numerosos niños y jóvenes, desde la guardería al instituto.
Es una fría mañana de enero. Mientras que la naturaleza todavía está hibernando, en el colegio ya hay un gran trajín. Padres y madres que traen a sus hijos a la guardería. Niños y jóvenes entrando en el edificio, hablando de los deberes hechos o por hacer o comentando las últimas novedades en Instagram. Los profesores finalizan la charla matutina con algún compañero y echan a andar hacia sus aulas. Así, poco a poco, cada uno va ocupando su lugar. El día escolar comienza como cualquier otro, salvo una diferencia, de la que la mayoría de los miembros de la familia escolar seguramente no es consciente: se hallan en un edificio antiguo de más de 150 años, pero con ventanas flamantemente nuevas.
La renovación de edificios históricos es siempre un desafío
“Los edificios históricos ejercen siempre una fascinación, son testigos de otro tiempo”, explica Antonio Viscomi, presidente de la fundación Guastalla. “Pero si se quiere conservar esa magia, todo edificio histórico se tiene que renovar en algún momento. En el caso de la villa, en 2019 llegó el momento en el que supimos que necesitábamos ventanas nuevas. ¡Vaya un desafío!”. Es importante tener en cuenta el contexto histórico. El Colegio Guastalla fue fundado en Milán en 1557 por Paola Ludovica Torelli, condesa de Guastalla, como internado femenino, para hacer posible que niñas sin medios recibieran clases y educación. La institución, por tanto, va camino de cumplir 500 años de historia. En 1938, a instancias de la ciudad de Milán, el colegio fue trasladado de su ubicación inicial en la Piazza Guastalla a la Villa Barbò Pallavicini en Monza. Una villa de la primera mitad del siglo XIX considerada patrimonio nacional desde 1939. “Cuando hubo que cambiar las ventanas de este lugar único, nosotros y la Oficina de Patrimonio Nacional tuvimos una cosa totalmente clara”, explica el presidente de la fundación, Viscomi: “El efecto original del edificio, la estética existente y las proporciones históricas, todo esto se tenía que conservar. Las nuevas ventanas no debían parecer en ningún caso fuera de lugar”. Hace una pequeña pausa para enfatizar la dificultad de la tarea planteada. “Es decir que teníamos que encontrar un fabricante de ventanas que nos pudiera ofrecer, por un lado, productos de la máxima calidad que satisficieran todas las exigencias modernas en cuanto a aislamiento térmico, maniobrabilidad, seguridad de uso, etc. y, por otro lado, dicho fabricante tenía que conseguir no alterar el estilo inconfundible de la villa. Buscábamos, por así decirlo, ventanas que funcionaran como puentes entre el pasado y el presente”.
“Justo ahí entramos nosotros en juego”, dice Florian Oberrauch, de la directiva de Finstral, todavía visiblemente contento por el encargo. “En Finstral hace tiempo que apostamos por la combinación de funciones innovadoras con una estética individual. Gracias a nuestro sistema consecuentemente modular podemos atender prácticamente todos los deseos de nuestros clientes. Para la villa recomendamos ventanas y puertas balconeras con marcos de PVC, que ópticamente a penas se pueden distinguir de las ventanas de madera antiguas lacadas en blanco, pero que, sin embargo, mejoran notablemente el aislamiento térmico y la estanqueidad. Pero, eso no era todo”, añade Oberrauch, mostrando una foto ampliada de las nuevas ventanas de la villa: “La modularidad, en principio, nos permite combinar cada componente con cualquier otro componente. Esto nos permitió componer de forma específica los elementos necesarios para el colegio: molduras decorativas aplicadas, manillas de color latón, un batiente central con un aspecto simétrico y formas redondeadas. El aspecto histórico original se conservó por completo tanto en el interior como en el exterior, y ello actualizando enormemente la tecnología de las ventanas”. “Pero no solo eso”, añade Viscomi. “Finstral fue también una buena elección en lo relativo al proceso de montaje”.
La gran competencia en montaje de Finstral
“Desde el principio estuvo claro que el colegio no podía interrumpir las clases a pesar de la obra y los trabajos. Esto supuso un gran reto organizativo que, no obstante, superaron”. Y es que Viscomi no conocía en aquel entonces el montaje con marco de renovación de Finstral. “Cuando presentamos este método especial, por así decirlo, mínimamente invasivo, mediante unas muestras preparadas para la ocasión, los representantes tanto de la fundación como de la Oficina de Patrimonio Nacional se mostraron convencidos enseguida”, recuerda Florian Oberrauch. Lo bueno del montaje con marco de renovación es que los marcos antiguos de madera de las ventanas no se tienen que extraer laboriosamente del muro, sino que ¡se quedan dentro! Solo se recortan y luego se coloca por encima y se fija sobre cada uno el nuevo marco y un nuevo perfil de unión. Como no es necesario ningún trabajo de albañilería, el montaje con marco de renovación no genera ruido ni suciedad. Y se lleva a cabo con mucha rapidez. De media, la nueva ventana se monta en solo dos horas, de esta manera se ahorran tiempo y dinero.
Pero, ante todo, con este método de montaje, el cambio completo de las ventanas se puede planificar de forma exacta y fiable. “En este proyecto no solo se tenía que superar el desafío de tratarse de un edificio histórico en el que había que montar en total 24 puertas balconeras y 349 ventanas nuevas”, explica Olexandr Pegasin, jefe de proyecto de Finstral para el Contract Service. “Al fin y al cabo, se trata de un colegio, cuya actividad no se puede interrumpir sin más, ni trasladar ni cambiar de horario. Por la mañana, traen a muchos niños y por la tarde los recogen. A estas horas, por los tanto, apenas quedan plazas de aparcamiento libres y las vías de acceso están muy llenas. Durante las clases y los recreos hay que garantizar la seguridad de todos los niños a pesar de la obra. Por ello había que coordinar con los montadores exactamente la planificación del espacio: el cambio de ventanas se tenía que adaptar a los espacios que no se usaran en ese momento o que se pudieran dejar libres. Para el transporte de los elementos se tenían que seleccionar rutas libres o alternativas o colocar barreras. Gracias al montaje con marco de renovación y de la buena organización, pudimos preparar todo muy bien”.
Finstral es flexible en el montaje
¿Y entonces? “Entonces llegó la gran sorpresa”, dice Florian Oberrauch y sonríe. “Empezamos la renovación de las ventanas en septiembre. Durante la primera semana ya constatamos que los marcos antiguos y el muro estaban en parte demasiado deteriorados para el montaje con marco de renovación. Entonces tuvimos que reaccionar con rapidez y aplicar otro método de montaje que, por supuesto, también dominamos en Finstral, si bien es más laborioso: el montaje sobre el muro”.
Evidentemente, los equipos de montaje de Finstral tuvieron que cambiar sus planes y mostrar la máxima flexibilidad: “Hasta que no desmontábamos una ventana, no podíamos evaluar el estado del marco de la ventana”, explica el jefe de proyecto, Pegasin. “Independientemente de esto, dependíamos del muro, o no. Cada día era distinto”. Cada semana se elaboraba una especie de horario en coordinación con la dirección del colegio. En total, intervinieron seis montadores, divididos en dos equipos, y tres albañiles. Durante cuatro meses. “Y, a pesar de todas las sorpresas y los retos, conseguimos terminar todo dentro del plazo previsto en un principio”, se alegra Olexandr Pegasin. “Y este es el resultado: todas nuestras ventanas están perfectamente montadas”.
Ventanas Finstral: estéticamente perfectas, sin concesiones en cuestión de funcionalidad
“El resultado es sencillamente extraordinario”, dice contento Antonio Viscomi. “El aspecto histórico del edificio no ha cambiado. El encanto de lo antiguo se ha conservado gracias a que Finstral ha aportado los productos ideales para el proyecto. Ópticamente son las mismas ventanas, pero funcionalmente no se pueden comparar con las anteriores”. El PVC en el núcleo, las juntas centrales coextrusionadas y las esquinas aportan una estanqueidad especialmente elevada. Se ha optimizado la protección solar colocando en las ventanas el ligero vidrio de protección solar Mediterran 2. Esto evita el sobrecalentamiento de las aulas en verano a la vez que deja entrar una gran cantidad de luz natural. De garantizar la seguridad se encarga nuestro vidrio laminado de seguridad Multiprotect, que está compuesto por dos vidrios adheridos entre sí mediante una lámina muy resistente al desgarro. En caso de rotura del vidrio, esta lámina mantiene los fragmentos unidos, por lo que existe un riesgo extremadamente escaso de lesiones. El vidrio se fragmenta pero no se rompe del todo. Esto es importante, por ejemplo, si alguna le pegan un balonazo a una ventana.
Cuatro meses, seis montadores, tres albañiles, 349 ventanas y 24 puertas balconeras. En este proyecto, Finstral no solo ha convencido con su modularidad consecuente, su estética a medida, su funcionalidad innovadora y sus métodos de montaje inteligentes. La extremada flexibilidad y capacidad de cooperación que exigió este proyecto también contribuyeron de forma decisiva al exitoso cambio de las ventanas. De este modo, Finstral consiguió realmente convertir las ventanas en puentes que conectan el pasado, el presente y el futuro.